Las pasadas fiestas navideñas pude aprovechar a hacer un par de escapadas cerca de San Sebastián. La primera fue con un antiguo amigo, Igor, a los cotos mineros de Mutiloa y Zerain el día 30 de diciembre a, como muy bien lo bautizó Igor, "la última picada del año".
La primera parada la hicimos en Mutiloa, en las faldas del monte Peatza, derivación del vocablo meatze, mina en euskera. Dicho monte está completamente horadado, siendo la explotación más importante la mina Troi Zahar (Troya Vieja en euskera); en contraposición a la mucho más conocida, cercana y reciente mina Troya. Las diferencias entre ambas son apreciables: Troi Zahar explotó una capa de mineral de hierro y Troya una grupo de cuerpos de reemplazo de Pb-Zn en calizas.
Las instalaciones de una y otra, o mejor dicho lo que queda de ellas, están en la misma zona. A nuestra llegada, tras una parada en los interesantes paneles explicativos sobre la minería de hierro en Mutiloa, nos acercamos a la zona de machaqueo del mineral, donde tuvimos la gran suerte de encontrarnos con las dos arqueólogas que vienen recuperando todo el entorno minero de Mutiloa.
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Panel explicativo sobre la minería en Mutiloa. |
Nos comentaron las labores que venían realizando. Habían comenzado en Ormaiztegi (aguas abajo de la regata Troi) con el apuntalamiento de los antiguos almacenes de mineral; remontando el río, habían recuperado las veredas y los diques de contención de finos; actualmente, estaban con la recuperación de la antigua zona de lavado y machaqueo del mineral procedente de Peatza. La última fase de actuación sería la recuperación de las explotaciones para poder observar en su conjunto la historia minera de esta zona del Goierri. Si algún día llegan a leer estas líneas, un saludo y muchas gracias por las explicaciones.
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Tolva-dispensador del mineral listo para el traslado al ferrocarril de Ormaiztegi. |
Regresamos al coche, tomamos un hamaiketako, cogimos los bártulos, comprobamos los frontales y las pilas y nos fuimos caminando hacia la bocamina de Troi Zahar. Antes de llegar, y tal y como nos habían comentado, observamos una pequeña galería junto al arroyo que no investigamos por haberse utilizado como galería de desagüe.
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Bocamina de la galería de desagüe, entre la maleza. |
A nuestra llegada a la mina, me sorprendió la altura de la explotación, un vaciado por cámaras y pilares de aproximadamente 6-7 metros de altura con unos pilares imponentes que resistían los embates del tiempo. Tras un breve recorrido constatamos que no se podía progresar por los derrumbes, con lo que recolectamos algunas muestras de aragonitos de neoformación y regresamos al coche.
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Igor junto a uno de los pilares. |
Nuestro siguiente destino era la cantera de Troya, donde se obtenían bonitos cristales aciculares de malaquita, así como otros secundarios con cobre como la auricalcita. Sin embargo, una equivocación en el camino, que lo tomamos en sentido opuesto y salimos a la carretera hacia Zerain, con lo que nos dirigimos directamente hacia allí, dejando la cantera para futuras excursiones.
El destino de la siguiente parada fue el coto Aitzpea (o Aizpea), de Zerain, otra explotación de hierro en el Goierri. De esta zona, resaltar el pequeño museo, que no pudimos visitar por estar cerrado, junto a los hornos de calcinación del mineral que se han recuperado. Estos hornos se construyeron a finales del s. XIX o principios del s. XX, y según explicaban en uno de los paneles, en 1907-1908 procesaban entre 40 y 50 t de mineral de hierro, que posteriormente se enviaba también a Ormaiztegi para su embarque en el ferrocarril junto con el mineral de Mutiloa.
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Hornos de calcinación de Aitzpea. |
Desde el punto de vista del Patrimonio, otra bonita iniciativa fue la recuperación de caminos para visitar y conocer la evolución de la minería en Zerain. Siguiendo uno de estos caminos llegamos a la casa de máquinas del ferrocarril construido por los alemanes y caminando un poquito más se alcanza la(s) cantera(s) de Basalategi, en donde se pueden extraer magníficos ejemplares de barita. Junto con las baritas, también recuperamos ejemplares de pirita y calcopirita sobre dolomita, muestras de galena y pequeños cristales, con cristalografía compleja, mucho brillo y transparencia de esfalerita. Comentar que Basalategi es el nombre de un caserío cercano.
Una vez apretó el hambre, regresamos al coche a comer y vuelta a Donosti, previa parada en Segura a tomar un cafecito. Una vez en Donosti, hicimos un intercambio-regalo de minerales con los que obtuve una muy bonita representación de algunos de los muchos yacimientos euskaldunes que me faltan.
Una bonita, entretenida y didáctica manera de bajar los polvorones navideños. En otro momento hablaré de la excursión bilbaina con mi buen amigo Juan Carlos. Un saludo a tod@s.