La primera parada la hicimos en Mutiloa, en las faldas del monte Peatza, derivación del vocablo meatze, mina en euskera. Dicho monte está completamente horadado, siendo la explotación más importante la mina Troi Zahar (Troya Vieja en euskera); en contraposición a la mucho más conocida, cercana y reciente mina Troya. Las diferencias entre ambas son apreciables: Troi Zahar explotó una capa de mineral de hierro y Troya una grupo de cuerpos de reemplazo de Pb-Zn en calizas.
Las instalaciones de una y otra, o mejor dicho lo que queda de ellas, están en la misma zona. A nuestra llegada, tras una parada en los interesantes paneles explicativos sobre la minería de hierro en Mutiloa, nos acercamos a la zona de machaqueo del mineral, donde tuvimos la gran suerte de encontrarnos con las dos arqueólogas que vienen recuperando todo el entorno minero de Mutiloa.
Panel explicativo sobre la minería en Mutiloa. |
Tolva-dispensador del mineral listo para el traslado al ferrocarril de Ormaiztegi. |
Bocamina de la galería de desagüe, entre la maleza. |
Igor junto a uno de los pilares. |
Nuestro siguiente destino era la cantera de Troya, donde se obtenían bonitos cristales aciculares de malaquita, así como otros secundarios con cobre como la auricalcita. Sin embargo, una equivocación en el camino, que lo tomamos en sentido opuesto y salimos a la carretera hacia Zerain, con lo que nos dirigimos directamente hacia allí, dejando la cantera para futuras excursiones.
El destino de la siguiente parada fue el coto Aitzpea (o Aizpea), de Zerain, otra explotación de hierro en el Goierri. De esta zona, resaltar el pequeño museo, que no pudimos visitar por estar cerrado, junto a los hornos de calcinación del mineral que se han recuperado. Estos hornos se construyeron a finales del s. XIX o principios del s. XX, y según explicaban en uno de los paneles, en 1907-1908 procesaban entre 40 y 50 t de mineral de hierro, que posteriormente se enviaba también a Ormaiztegi para su embarque en el ferrocarril junto con el mineral de Mutiloa.
Hornos de calcinación de Aitzpea. |
Una vez apretó el hambre, regresamos al coche a comer y vuelta a Donosti, previa parada en Segura a tomar un cafecito. Una vez en Donosti, hicimos un intercambio-regalo de minerales con los que obtuve una muy bonita representación de algunos de los muchos yacimientos euskaldunes que me faltan.
Una bonita, entretenida y didáctica manera de bajar los polvorones navideños. En otro momento hablaré de la excursión bilbaina con mi buen amigo Juan Carlos. Un saludo a tod@s.
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